Por Victor Cota WBC
Fue el 5 de Diciembre de 1975 cuando nuestro querido Don José Sulaimán fue electo por unanimidad Presidente del Consejo Mundial de Boxeo. Aquello sucedió en Túnez, capital del país que lleva el mismo nombre, en el norte de África.
Hoy se están cumpliendo 46 años de aquel importante hecho y por diversos conceptos nuestro deporte y muchos de quienes formamos parte de él en distintas formas, estamos de fiesta.
Lo anterior es una celebración en la medida justa del reconocimiento al hombre que no sólo hizo sobrevivir el espectáculo, sino que lo llevó hasta confines que nadie esperaba, no por lo menos en el paso de casi cuatro décadas.
Y quien piense que las cosas fueron fáciles para este líder, está equivocado. Él se vio en la imperiosa necesidad de combatir contra los intereses creados, algunas tradiciones absurdas, necedad de muchos y sobre todo lo hizo frente a aquellos que únicamente veían en el boxeo signos de dólares.
Nuestro Presidente Honorario trabajó en la dirección mencionada desde el primer día de su mandato y a partir de entonces y hasta hoy, los logros -cuando tenemos un boxeo que es otro, distinto en todos sentidos al que encontró y que puede resumirse en una absoluta protección a los boxeadores- es algo que se considera un cambio casi total a lo que hasta entonces sucedía en los cuadriláteros y fuera de ellos.
En efecto, los tiempos que corren se caracterizan particularmente para los pugilistas que avala el WBC por la excelencia de los servicios y cuidados médicos a los que son sometidos y por las más grandes bolsas cobradas por aquellos que suben al ring, entre otros muchos aspectos.
La pasión, entrega y conocimientos de Don José Sulaimán Chagnón aparecen actualmente en cualquier parte del mundo en el que esté presente el boxeo organizado, ese fue su legado y muchos le están agradecidos.